El loco puchin era un personaje de esos que deambulan por la ciudad y todos conocen, nadie sabe a ciencia cierta cual es su origen pero tienen el mejor concepto de el.
Gustaba de interactuar con todos, las Sras del barrio, lo conocían, esas comadres que hablan de ventana a vereda o de ventana a puerta.
Ella con 18,ya tenía uno de 5 y otro de 3, ninguno de los padres aportaba, es más, se comentaba que uno estaba tras las rejas.
El día era su jardín pero la noche teñia sus pestañas de negro profundo y resaltaba sus labios de rojo carmesí, un escote pronunciado y una falda corta, muy corta y generalmente de animal print.
Cuando la gente de bien iba a dormir, ella salía, con la excusa de buscar un mejor pasar. La esquina la esperaba, el amor casual por unos míseros pesos y la necesidad de salir adelante, empujaban su voluntad.
El loco puchin pasaba por su esquina y hablaba con ella, sentado en el umbral de aquella casona y al amparo de la oscuridad, miraba como iba y venía, de amores fugaces, de servicios rápidos y al paso.
Así fue como construyeron su amistad, pero el diablo que todo lo ve, no quiso que todo fuese tranquilo y peinando su mejor linea con la uña de su meñique, dibujo una serie de acontecimientos.
Materializó a un hijo bastardo, el cual fue y le exigió que debía rendir tributo por su protección, al principio parecía amor.
Pero todo cambió un día en que el color violeta se hizo presente en varias partes de ese cuerpo, el maquillaje no disimulaba la falta de amor, las excusas baratas bajo la influencia de sustancias, no bastaban para el perdón.
Puchin, un espectador de lujo y con escasez de razonamiento comenzó a pergenear un plan para liberar a esa alma subyugada.
Pero el diablo que todo lo ve y todo lo sabe, envío a su esclavo para que no permita tal libertad.
La noche del 17 de Agosto, fue la noche nefasta, el esclavo arribó a la esquina en su auto de chulo con la compañía necesaria para sentirse el supremo.
Las luces perecieron y la oscuridad quería dar rienda suelta al libre albedrío, envalentonado como buen cobarde, emprendió la arremetida contra el frágil cuerpo.
Puchin, un espectador de lujo, hasta ese momento, tomó postura de perro guardián.
El arrebato y la amenaza, no se hicieron esperar, fue entonces que una nube tapó a la Luna pero sin embargo un destello, un brillo plateado iluminó la oscuridad.
El rojo intenso cubrió ese brillo, el olor a metal y el goteo, hicieron que sus ojos se inyectaran en sangre.
El jadeo y la posterior corrida, no les dio tiempo a pensar, un plan de emergencia es mejor que nada.
Ella fue y buscó sus bártulos, sus críos y comenzó a soñar en libertad.
El, el no tenía nada, pero sin embargo quiso comenzar de nuevo. Sin alcohol, sin sustancias, sin necesidades.
Pero otra vez el diablo no iba liberar a esas almas, así de fácil. Recurrió a Dios y le exigió que pague una de tantas deudas, así fue como apartado no tuvo opción y dejó que transcurra la voluntad del vil ser.
Cuando la policía, discípulos del diablo, arribó al lugar, ella no estaba y puchin tampoco.
Solo los forenses intentaron armar la historia, a nadie más importaba, después de todo una mujer que alquila su cuerpo no importa a nadie y un vagabundo, tampoco.
Cuentan las Sras mayores, que el vive en otra provincia, dejó el alcohol y las sustancias.
Y ella, ella carga 3,obvio de diferentes padres y ninguno se hace cargo. Pero ahora el negro profundo de sus pestañas y el rojo carmesí de sus labios, sólo son de ella, en su cuerpo y alma, no hay más lugar para el amor, solo el de sus críos.