lunes, 16 de enero de 2012

Historia para una noche de fogata en un campamento.

La historia arranca en una mañana muy tranqui, la cuestión era procurarse ciertas cosas que suelen hacer falta en la vida cotidiana, pero jamás imagino que aquel iba a ser un día memorable por el resto de su vida.
Llendo al super, la cruza y no deja de mirarla fijamente poniendo toda su seguridad en aquella mirada como para conquistarla, cuando ella alzo su mirada y se cruzaron, él no la pudo sostener y bajo su cabeza. Maldiciendo por su cobardía apuros los pasos de los últimos metros e ingreso, caminando entre las estanterías y llendo de camino a las heladeras de lácteos, aparece ella.
De manera desafiante le cruza el carro y lo encara. Cuando ella le pregunta porque le tenía pánico, el muy tonto no podía articular palabra alguna, entonces ella al percatarse avanza unos pasos más hacia él, le toma la cara con una de sus manos y le da un beso super húmedo, cuasi pornográfico.
Sus músculos no respondían, su parálisis temporal le impedía moverse e incluso pensar en lo que estaba pasando. Cuando ella lo soltó, vio su cara e inmediatamente la relaciono con la cara de un vampiro una vez que consiguió todo el fluido de su víctima.
Recomponiendo la situación, pudo rearmarse y encaro preguntado: ¿Qué había sido aquello?
Ella sin inmutarse por tan estúpida reacción, le contesto: Que lo había visto como la miraba y que la ponía cachonda que un hombre transmitiera semejante seguridad.
Ante tamaña repuesta, recobro su hombría y avanzo en la situación, ya no le importó más el lugar donde estaba, quienes estaban o a lo que había ido a ese lugar.
Avanzo de tal manera que cualquiera que los hubiese visto pensaría que iban a tener sexo allí mismo, en un momento de sensatez y cordura, le ofrece ir a su casa a concretar aquella aventura. Ella accede diciéndole cosas muy sucias que a él lo ponían más cachondo.
Una vez que llegaron a la casa, la puerta se abrió como si la hubiese abierto algún comando policial que trata de recuperar a un rehén, tal fue la violencia que cayeron varios cuadros. En el frenesí de la previa, solo pudo empujar la puerta con el pie con tan poca fuerza que solo la arrimo, tan caliente  situación no llego al dormitorio, todo se concretó en el sillón del living. Una vez que los músculos comenzaron a relajarse, sus ojos se cerraron para dormitar un poco, mientras tenia sueños felices de lo que había pasado, no podía creer la suerte que tuvo ese día, imagina vanagloriándose con sus amigos y ya sabía que nadie le creería que semejante mina lo levante a él.
Cuando se despertó, sentía una rara pesadez en su cabeza y sus ojos con la visión muy nublada, quiso refregarse los ojos con sus manos para aclarar su vista pero sintió sus brazos muy pesados, tan pesados que parecían de plomo, espero un rato para ver si la cosa mejoraba y de paso se levanta y toma un poco de agua porque tenía mucha sed  por su boca pastosa.
Se volvió a dormir, perdiendo la conciencia del tiempo, una vez que despertó sus ojos ya respondían de manera normal y se encontró en un lugar totalmente desconocido, cuando quiso mover sus brazos, otra vez la sensación de pesadez, como pudo levanto su cabeza y vio que estaba en una especie de camilla metálica con brazos y piernas sujetos por una especie de cintos con hebillas, otra vez el miedo y la desesperación, ¿Qué mierda paso?.
Miro a su alrededor de nuevo y solo paredes de un cuarto que estaba pintado de un color claro, indistinguible para él ya que la única luz que había allí era una lámpara de múltiples bombillos con vidrios de aumento, que daba toda su luz sobre su cara, encandilándolo.
Fue esta situación la que hizo que su desesperación se incrementara y tratara de zafar de sus ataduras, pero le resultaba imposible, su temor hizo que comenzara a gritar, a llorar, a enojarse…
Fue entonces que sintió unos pasos, una puerta que se abría detrás de su cabeza y los pasos más fuertes cerca de él, cuando ve una figura, siente un pinchazo en su brazo y un calor inmenso recorriéndole todo el cuerpo.
Al abrir nuevamente sus ojos, sus oídos comenzaron a transmitirle un murmullo, al momento que su cerebro puso en sincronía la imagen con el audio, se dio cuenta que estaba rodeado por una especie de conferencia de médicos y pensó esto por la manera en que  vestían, cuando quiso preguntar que estaba pasando allí, alguien le puso la mascarilla y durmió.
Sintiendo que iba a despertar, pensó hacerlo de manera tal que nadie se dé cuenta y ante la mínima chance aprovecharía para escapar, una vez consciente y en plenitud de razonamiento, mientras seguía con los ojos cerrados movió un poco uno de sus brazos y sintió que estaba libre, prueba con el otro, la misma sensación. Sus piernas, también libres, junta mucha adrenalina, euforia y pega el salto como para pelear contra todos y de repente se encuentra con una pared de frente que hace que rebote y vuelva a la cama, cuando reacciona donde estaba, se da cuenta que es su casa.
¿Qué mierda paso, fue todo un sueño?
Encara para el baño por sus enormes ganas de orinar, cuando enfrenta el inodoro, no lo podía hacer, ¿Qué carajo pasa?
Su vejiga parecía que iba a estallar si no largaba pronto aunque más nos sea un poquito, algo para aliviar semejante presión, estuvo tratando más de media hora hasta que logro desagotar su líquido, no entendía que le pasaba, era la primera vez que le sucedía.
Fue hasta el espejo, mientras lavaba su cara, noto que estaba demacrado y tenía muy pocas ganas de hacer algo, decidió darse una ducha, cosa de levantar el ánimo, se sacó la poca ropa que traía y fue ahí que cuando paso frente al espejo y noto un tajo de unos 20 cm de largo, en diagonal en su abdomen, bajo su tetilla derecha.
¡¡¡MIERDA!!! ¿Y esto?. ¿Sera…?
Más rápido que un parpadeo, se ducho y salió rumbo al Hospital, una vez allí y luego de los exhaustivos exámenes pudo comprobar su temor más grande, le había robado el riñón. Tuvo que hacer la denuncia, papeleo tras papeleo inútil que sabía que no conduciría a nada pero igual completo los pasos.
Una vez que hubo recobrado su conciencia plena y retomado el rumbo de su vida se dio cuenta que se había vuelto un ser hosco, poco comunicativo y tenía un pánico desmesurado a entablar conversación con mujeres. Comenzó a maldecir su poca suerte y el odio que le daba pensar en que iba a terminar sus días solos.
Pero la suerte le quiso enseñar otra cara de esta vida y por una de esas casualidades, un día común el salía de su casa y la ve a su vecina María, que entraba a su casa con una mujer muy bonita y ante el saludo correspondiente, María lo llama y le presenta a su sobrina Samantha, ella le extiende el brazo y le brinda su mejor sonrisa. En ese momento el perdió la conciencia de todo lo que lo atemorizaba por sus experiencia así que extendió su mano en dirección a la de Samantha produciendo el contacto, al sentir su piel en contacto con la de ella otra vez se estremeció.
Palabras más, palabras menos, todo lo políticamente correcto que se debe ser y a seguir su camino, soñando con la nueva conocida.
Pasaron unas semanas y la casualidad quiso que se encuentren en negocio del shopping local y esta vez hablaron como viejos conocidos de toda la vida.
Asi que para amenizar la charla decidieron ir a un café que a ella le habían recomendado, partieron para allí y una vez en el lugar eligieron la mesa más apartada del sector donde menos gente había.
Comenzaron el dialogo acompañándolo con una entradita frugal y algo de beber, hablaron por horas y ya comenzó a soñar si no era la mujer de su vida.
Quiso levantarse para ir al baño y cayó desplomado sobre la mesa, una vez que recobro su conciencia, abrió sus ojos y estaba en una sala de quirófano, el pánico de apodero de él y ante su intento de levantarse, una mano que se apoya en su frente lo frena, cuando se pone bajo la luz, reconoce a Samantha y ella le dice: “tranquilo, te vamos a sacar el otro riñón porque el otro no funciono como debía y creemos que con este va a funcionar bien en el nuevo transplante”.

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